La historia del yoga se remonta a unos 5,000 años en el periodo védico en la India, cuando fueron escritos Los Vedas, cuatro libros teológicos en donde se asentó la base de la religión védica mezclada con la filosofía, la cosmovisión y los dogmas de la cultura India. En algunas páginas de estos libros se describe la práctica del yoga, que significa “unión”, la cual está influenciada por tres religiones que durante este periodo convivieron: el hinduismo, el budismo y el jainismo, pero el yoga no se pensó como un ideología resultado de esta mezcla, sino más bien como una filosofía de vida que también se apoya en la observación de la naturaleza.
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Posteriormente, Patanjali profundizó en el arte del yoga y en su libro Yoga Sutras describió los objetivos de esta práctica: controlar la mente, reducir el sufrimiento, desarrollar la espiritualidad y la capacidad de discernir entre lo bueno y lo malo para alcanzar un punto máximo de meditación y unión con Dios, por medio de ocho ramas en las que se divide el yoga. Podríamos decir que cada una de estas ramas representa un escalón que nos acerca a la cima:
1) Yama, 2) Niyama, 3) Asana, 4) Pranayama, 5) Pratyahara, 6) Dharana, 7) Dhyana y 8) Samadhi.
1. Yama o las restricciones éticas y morales
“Yama” viene del sánscrito y significa “control o restricción”. Esta rama se enfoca en cinco lineamientos morales o éticos que deben ser controlados para poder interactuar con nosotros mismos y con la sociedad: Ahimsa o la no violencia física o verbal para no dañar, herir o matar a alguien, donde prevalecer el respeto, el amor y la compasión. Satya se refiere a la sinceridad que debe tener una persona para poder ser honesto con el resto. Asteya es no robar y no aparentar algo que no eres, es decir, aceptarse a uno mismo tal y como es. Brahmacharya es evitar los impulsos que malgastan la energía, como los impulsos sexuales, la ira o la euforia; esta energía debe ser canalizada positivamente. Aparigraha es evitar la codicia, ya que no hace falta acumular la riqueza y los bienes para ser felices.
2. Niyama o la autodisciplina
El Niyama se centra en las conductas de uno mismo con el fin de eliminar los pensamientos o hábitos tóxicos para poder disfrutar plenamente de la vida. Aquí también se concentran cinco códigos que buscan la purificación personal.
Saucha es la limpieza interna y externa de las personas, la mente debe purificarse por medio de las prácticas del Shatkarma y el cuerpo por medio del aseo personal. Santosha es buscar la felicidad constante sobrellevando los momentos malos y disfrutando los buenos. Tapas es hacer las cosas con ganas y entusiasmo con el objetivo de que todo lo que realicemos sea con una fuerza consciente. Svadhyaya es el desarrollo de la autoconciencia y autocompasión por medio de reflexiones profundas de textos religiosos. Es realizar todas las acciones que dirijan nuestra vida hacia la plenitud cuestionando por qué las hacemos de ese modo. Ishvara Pranidhana es agradecer al poder superior y la madre tierra por todo lo que existe por medio de los mantras.
3. Asana o posturas del yoga
La palabra “Asana” viene del sánscrito y significa “asiento”, pero su definición se ha ido ampliando con el paso de los años y se utiliza para referirse a todas las posturas que se pueden encontrar en el yoga. Las posturas se clasifican en posturas de pie, sentadas, invertidas, torsiones, equilibrio, flexiones y extensiones. Todas tienen un trasfondo filosófico basado en la naturaleza y los beneficios de practicarlas son amplios.
Tadasana o postura de la montaña se inspiró en la quietud y fortaleza de la montaña. Se trata de una postura donde se debe permanecer de pie y si bien parece sencillo, se necesita tener fuerza mental y control de la respiración para poder alcanzar la estabilidad de las montañas. Algunos de sus beneficios son favorecer la alineación vertebral, revienen la ciática y tonifica todo el cuerpo.
Vrikshasana o postura del árbol es donde el cuerpo intenta imitar al árbol usando las manos como la representación de las ramas que se sostienen por un solo pie que simboliza las raíces profundas cubiertas por la tierra. Esta asana te permite conectar con la naturaleza, estabilizar tu mente y calmar tus pensamientos, ya que requiere de mucha concentración para no perder el equilibrio. Entre sus beneficios se encuentra el fortalecimiento de la parte baja del cuerpo, estimula la digestión y el buen funcionamiento de los riñones, trabaja el equilibrio y la coordinación.
Bhujangasan o postura de la cobra es una de las más importantes, ya que la serpiente venenosa es un animal sagrado en la India, porque está relacionada con el dios creador y destructor Shiva, así como también se cree que el dios Brahma creó a la serpiente por medio de una lágrima que derramó cuando se dio cuenta de que no podía crear solo al universo. La cobra también es el símbolo de la fertilidad femenina. Esta asana se logra acostándose boca abajo estirando los pies en punta pegando la pelvis en el suelo y levantando el torso apoyando los brazos firmemente con el objetivo de imitar la postura de una cobra. Dentro de los beneficios que encontramos al realizar esta asana están tonificar la espalda y el abdomen, rejuvenece el sistema nervioso y aumenta la flexibilidad en la columna, purifica los riñones.
4. Pranayama o control de la respiración
Esta rama se enfoca principalmente en la regulación y control de la respiración, la expansión de la energía vital y la respiración. El prana fluye por los nadis, los canales energéticos y por los chakras o centros energéticos.
La energía interna del cuerpo es regulada por medio de la respiración y controla los pensamientos y relaja el cuerpo. Esta rama es muy importante para las posturas, ya que lograr realizarlas requiere de un buen autocontrol de la respiración y de la mente.
5. Pratyahara o interiorización de los sentidos
Para lograr conectar con los sentidos es necesario practicar el Pratyahara, que significa “alejarse de”. El objetivo de esta rama del yoga es aislar todo lo que está ocurriendo en el exterior para orientarlos hacia el interior, la mente y el cuerpo deben lograr desconectarse por completo para poder experimentar el presente como momento único y lograr un autoconocimiento.
Por medio de esta práctica se desarrolla la capacidad de controlar los sentidos para poder reconocer los miedos, deseos o pensamientos propios, se elimina lo malo y la acumulación de la energía tiene como meta alcanzar una etapa superior donde se puede sentir el verdadero amor de Dios.
6. Dharana o la concentración
Dharana se refiere a alcanzar un máximo de concentración en donde la mente se mantiene centrada en un punto fijo que puede ser una manzana, una vela, un símbolo o un mantra. El propósito es permanecer atento sin obsesionarse con el objeto físico o abstracto elegido, pues esto puede provocar que se pierda la consciencia del momento presente. La respiración es fundamental para poder cumplir con el cometido.
7. Dhyana o la meditación
La meditación va de la mano con la concentración, ya que para llegar a un estado de meditación profunda la concentración es básica. Dhyana busca que la personalidad quede en segundo plano y el alma o espíritu debe ser el protagonista. Concentrarse en un objeto, como en Dharana, también es necesario, la diferencia es que en Dhyana se deben evitar pensamientos intercalados.
8. Samadhi o la autorrealización o unión entre el sujeto y el objeto
La octava y última rama del yoga es Samaddhu, que significa “la absorción del todo” y se refiere a que el sujeto que medita y el objeto sobre el que se medita se fusionan en uno solo desvaneciendo el sentido individual para conseguir un estado de meditación que se encuentra un paso antes de la liberación divina o Yoga, que es la unión final con Dios.
El yoga es una práctica milenaria que se basa en la filosofía hindú que dista mucho de la yoga occidental, por lo que si tu deseo es experimental su pureza sin duda debes visitar India y meditar cerca del Taj Majal o en Rishikesh que es el lugar más famoso para practicar yoga.
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